Comunicación No Violenta
Hace mucho tiempo que decidí formarme en diversas técnicas de comunicación porque entiendo que son transversales a cualquier formación y necesarias para la vida. En ese sentido, una de mis últimas incursiones es el aprendizaje de la Comunicación No Violenta. Si bien hay mucha tela para cortar sobre este tema, me voy a enfocar en algunas cosas que me parecen fundamentales de conocer sobre esta teoría que creó Marshall Rosenberg en los años 60.
La comunicación no violenta se define como la manera de escuchar y expresar haciéndonos conscientes de lo que observamos, sentimos, necesitamos y pedimos.
Para poder hacer esto es fundamental tener en cuenta la introspección. Para poder comunicar bien, tengo que poder pensar en cómo estoy y para eso tengo que ser autoempático y eso implica observar mis pensamientos, pensar en lo que siento, conocer mis necesidades y reconocer mis acciones. Esto nos lleva necesariamente a ser empáticos con los demás y en consecuencia a una auto expresión honesta que permita que en el diálogo surja una compasión mutua.
La comunicación no violenta llama a preguntar, a acercarme al otro, en contraposición del diálogo violento que surge cuando juzgamos, señalamos, interpretamos o diagnosticamos lo que le está pasando a la otra persona. Un ejercicio concreto que suelo hacer personalmente y cuando alguien me cuenta un problema o una conversación difícil que tiene que tener es el siguiente.
1. Escribo los hechos, estos tienen que ser objetivos, si los filmase, cualquier persona que los vea interpreta lo mismo de la situación.
2. Pienso en todos los sentimientos que me genera esta situación.
3. Reconozco mis necesidades frente a estos hechos.
4. Esbozo posibles acuerdos que hagan que este hecho no vuelva a ocurrir o no me afecte de la misma manera.
¿Se animan a probarlo? ¿Les gustaría conocer ejemplos de este ejercicio? ¡Los leo!
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